Aclaración: Esto
que escribo a continuación no es una
guía de viaje. No doy ninguna indicación de lugares para visitar. Como dice
el título es apenas un diario personal
de lo que viví en estos días que estuve en Valle do Capão.
Introducción
Hace seis meses que llegué a Salvador y hace un tiempo que venía
pensando que precisaba de un cambio, ya había conocido bastante la ciudad y
quería conocer un lugar diferente, según mis planes la idea era seguir por el
Nordeste de Brasil hasta el Amazonas, pasó el carnaval y no había ahorrado nada
como para seguir viaje, por lo que tenía que decidir qué hacer, había un lugar
que no quería dejar de conocer; la Chapada Diamantina, ese lugar tan lleno de
magia del que todo mundo habla.
Chapada Diamantina es un parque nacional ubicado en el centro del estado
de Bahía, al oeste de Salvador, conoce mas de Chapada acá.
Por lo que un mes atrás decidí hablar con mi jefe en el bar donde
trabajo para pedirle un mes de vacaciones, para conocer la Chapada Diamantina.
Un mes no dio para ahorrar dinero para conocer toda la Chapada
Diamantina por lo que decidí ir sólo al Valle do Capão, uno de los principales pueblos de la
región, muy recomendado por amigos que ya conocían.
Mi pasaje estaba marcado para Palmeiras para el día 6 de Abril, sólo ida por el
momento.
Yendo para el Valle do Capão
Primer día en el
Valle do Capão
Sábado, 6 de abril
de 2013
El día 6 de Abril, a las 7:00 am sale un Real Expresso
rumbo a Palmeiras, ahí iba yo, en el asiento 19, claro que no iba a Palmeiras
sino al Valle do Capão, con dos mochilas pesadas y sin nadie -ni nada- que me
esperara en el destino, que yo supiera..
Después de una cuantas horas de viaje, a las 15 y
poco, llegué a Palmeiras, un Jeep esperaba a quien fuese a Capão, en ese viaje
debían ir mas personas de la esperada porque ni yo, ni mis mochilas entraban,
por lo que tendría que esperar otro Jeep, sino podía tomar una van, de las que
iban a Capão. Después de una hora esperando, no pasó ningún Jeep, ni las vans,
empecé a caminar hasta la salida del pueblo, hasta el camino que llevaba al Valle
para hacer autostop, o tomar una vans o lo que fuera. Pasó una hora y media,
hasta que pasó una vans, que por 8 reales me llevaba a Capão.
Llegué 18:30 al pueblo, cansado, pregunté por algún camping y alquilé un cuarto
con baño por 25 reales.
Después de una ducha, volví al centro, estaba con hambre, pasé por un cibercafé y pensé que era buena idea conectarme para avisar que había llegado bien, pasé por una pizzeria de rua, nunca había vista una pizzería en la vereda, las pizzas ya prontas, era comprar la porción y te sentabas a comer en uno de los banquitos, en la calle. Fueron como 6 porciones de pizzas diferentes, con dos jugos de manga con jengibre, todo orgánico y muy rico.
Hablando con una chica argentina que armó un stand al
lado mío, y me contaba que hay gente de todos lados viviendo en Capão, era
fácil darse cuenta, en el rato que estuve ahí sentado escuché español, francés,
italiano y alguna otra lengua más.
Aproveché para preguntarle por la escuela de circo, ya que había visto unos chicos haciendo malabares en la plaza y me sugirió que vaya que estaba rolando algo en ese momento, así que fui. Estaban proyectando unos videoclips de un grupo de Rio de Janeiro, una fusión de música y teatro, bastante interesante, aunque después de un rato, quería dormir, estaba cansado, fui a la cantina a comprar un agua y me encuentro con una chica que había trabajado conmigo en el bar, en Salvador.
Sabina, no esperaba encontrarla ahí, después de conversar un poco y comentarle que estaba buscando algo para alquilar, me comentó que ella con su novio alquilan una casa en “los campos” que por lo que me dijo es un poco saliendo del valle. Al otro día quedamos al mediodía en un centro cultural donde tocaba para un grupo de baile.
Buscando casa, trabajo y otras cosas…
Segundo día en
el Valle do Capão
Domingo, 7 de abril de 2013
Mi segundo día en el pueblo fue bastante cansador, si
bien me levanté a eso de las 9, caminé mucho, principalmente buscando algo para
alquilar y algún trabajo, ya que el dinero que tenía no era mucho, me habían
dicho que en Capão se gastaba poco, pero sabía que no me iba a dar para mucho
tiempo.
Cuando me levanté fui al centro, a comprar algo para
desayunar, estaba la feria de los domingos, compré frutas y de vuelta pasé por
un mercadito.
Desayuné y caminé en busca de algo para alquilar, vi
un cartel de un “camping, cuartos y casas” hay muchos de esos, ya que es una
fuente de ingreso que muchos moradores
usan para vivir en el pueblo. Al llegar estaba cerrado, parecía abandonado,
como muchas casas en Capão. Los dueños dejaron a su perro de guardia y por lo
que percibí hacía muy bien su “trabajo”, el primer perro que me ha mordido es
del Valle do Capão, que loco. Después de caminar un poco más me siguió, no sé
si pidiendo disculpas o comida. Una vecina me comentó que el dueño de la posada
había viajado.
Pasé por otro camping con cuartos para alquilar, mas
barato que en donde estaba, 15 reales, pregunté si podía hacer un precio mejor
por mes y me dijo 320, no estaba mal, pero seguía siendo caro para alguien que
no tenía dinero =P
Seguí caminando hasta un hostal, bastante apartado del pueblo, entre el bosque,
y hablando con la dueña, y me dio algunos consejos de que lugares podía ir, y
también me comentó de una pareja de uruguayos que vivía en el pueblo, de vuelta
pasé y los conocí, muy simpáticos, hace 13 años que viven en Capão, me
comentaron de otras posada a donde podía ir, y fui, con la promesa de volver a
tomar unos mates, cualquier tarde.
Después de mucho andar, llegué al centro cultural,
donde quedé de encontrarme con Sabina, después de un rato de esperarla me dijo
que iba para el circo si quería ir almorzar con ellos, no sabía si aceptar por
lo que preferí ir para el pueblo y comer ahí, almorcé en un lugar que tenían PF vegetariano, muy bueno, semillas,
verduras, feijão y unas bolitas parecidas al acarajé, todo muy rico por 10 reales.
Volví para la posada, junté mis cosas, y me mudé para el camping más barato,
que era bastante cerca, y 10 reales por día, es una diferencia importante...Las
comodidades son casi las mimas, solo que en esta posada hay una cocina
comunitaria, y con eso se economiza bastante. Los cuartos son una especie de
molinos, abajo hay un estar, una escalera y arriba esta la “cama”, muy cómodo y
fresco. En el cuarto y en el resto del camping hay frases en las paredes,
interesante para quien quiere pasar un tiempo reflexionando.
Estaba cansado, y a eso de las 17:00 dormí una
“siesta” que duró hasta el otro día.
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El camping |
Día de reflexiones…
Tercer día en el
Valle do Capão
Lunes,
8 de abril de 2013
Amaneció lloviendo, mucha lluvia, y era justo esos días cuando no querés
quedarte encerrado durmiendo, y menos cuando tenés tantas cosas por conocer,
por la ventana daba para ver la fumaça de
las cachoeiras, algunas son tan
altas, que al llegar al suelo se hace humo, y se crea como una niebla en el
valle.
Me levanté, leí un poco, y después que paró la lluvia bajé al centro, compré
cosas para desayunar y para cocinar en el almuerzo, desayuné, leí otro poco,
terminé una pulsera en macramé, empecé otra. Después del mediodía, bajé al
centro de nuevo, fui al cibercafé a conectarme, leí algunos mensajes, hablé con
amigos, y mande un mail al dueño de una posada que me habían recomendado los
uruguayos, para pedir empleo, claro.
Volví al camping, me hice el almuerzo y
pasé el día en eso. Pensando mucho, pensando si estaba en el lugar correcto,
por que estaba ahí, si ese era mi lugar, y por qué no elegir la comodidad que
tenía en Salvador, o en Colonia mi ciudad, muchas preguntas, y tan solo, sin
poder hablar con nadie, quizás es por eso que pensaba tanto, porque en ese
lugar, en ese momento tenía mucho tiempo para pensar.
Entrando en la mata…
Cuarto día
en el Valle de Capão
Martes, 9 de abril de 2013
Me desperté a eso de las 9:30, no tenía idea cual iban
a ser los planes para el día, me preparé el desayuno y bajé al centro, fui con
la computadora para conectarme en la plaza, que sabía que había wi-fi, lo que
no sabía era que tenía que comprar el tiempo en el cibercafé, por lo que volví
a casa a buscar dinero, precisaba conectarme para ver si el dueño de la posada
había respondido y para escribirle a un chico por el alquiler de una casa.
Volví al pueblo, con dinero y fui a un cibercafé más
barato que el principal, abrí el mail y nadie había respondido, mandé un
mensaje al chico de la casa y abrí facebook por si había alguna novedad.
Conversando con el dueño del ciber me comentó que hay un italiano, Flavio, que
divide el alquiler con varias personas, y me indicó cómo llegar...
Pasé por el camping a dejar las cosas y seguí viaje a la procura del tal
Flavio, de paso aproveché para pasar por una posada que me habían recomendado,
hablé con el recepcionista, dejé mi mail, pero sin mucha esperanza que me llamasen
debido al poco movimiento que hay, me anotó como freelance.
Caminé mucho entre caminos en el medio de la mata preguntando, teniendo que volver porque
había errado de camino, y después de unas cuantas horas y de preguntar mucho,
di con la casa, no había nadie ¬¬
Seguí caminando, quien sabe buscando qué, con la
excusa de buscar casa para alquilar, descubrí otra parte del Capão, me
encontraba gente en las matas, o que volvían de alguna trilha, como una
francesa que ya me había cruzado antes con la que nos pusimos a conversar y me
contó de la trilha que había hecho.
Vi gente más original en la mata, que al parecer están
más en contacto con la naturaleza y van más allá de ser el hippie-rasta-maconhero que se ve más en el centro, en cierto modo
eso me entusiasmó a querer quedarme.
Volví para el camping muerto de caminar tanto, comí
algo, me duché y bajé al centro, a comprar algunas cosas, ya que decidí para ir
a la Cachoeira da Purificação y al Poço da Angelina al otro día.
Llegó la noche, y de noche suelo pensar mucho, más en lugares como el Capão,
que el tiempo sobra para pensar. Estoy en medio de una confusión, no sabiendo
qué hacer. Tengo dinero para quedarme unos tres días más, si no encuentro
trabajo y/o un lugar más barato para quedarme. Podría irme a Lençois a probar
suerte allá que, se supone, hay mas movimiento, pero también esta difícil,
querría ser optimista y pensar que algo va a salir; pero si no, tengo que
volver a Salvador, ver si puedo trabajar en el bar, y buscar algo para
alquilar.
Tampoco he hecho ninguna trilha en estos días que
estoy, ni he encontrado nada como para quedarme más tiempo, entonces la
incertidumbre está ahí en mi cabeza, y yo sin saber qué hacer, creo que lo
mejor es ir a dormir, mañana levantarme temprano, ir a la cachoeira, conocer, y si algo tiene que acontecer, que acontezca,
como me decía Ceci, una amiga, en el Capão, todo acontece.
Espero funcione conmigo también...
Y aconteció…
Quinto día en el
Valle do Capão
Miércoles, 10 de abril de 2013
El despertador sonó a las 6 de la mañana, después a
las 7 y finalmente a las 8, cuando conseguí despertar fui a desayunar, pensando
en el día que me esperaría. Ya era hora de hacer una trilha, El Poço da Angelina y la Cachoeira da Purificação, era ideal para
mí, no se precisa de mucha experiencia y es cerca, como para hacer solo.
A las 9 de la mañana estaba saliendo rumbo a la mata de Sao Joao, después
de una hora caminando, era atravesar un arroyo y empezaba la trilha. Al principio
era fácil, los caminos estaban bien delineados y no había mucha dificultar, a
medida que iba avanzando se complicaba un poco más, con subidas y escalinatas
que dejaban sin aliento, pero a vista arriba valía la pena.
Estando arriba aproveche para tomar agua, descansar un
poco y sacar algunas fotos, en ese lugar me crucé con unos chicos que iban al Valle do Paty, una trilha mas larga, de
unas 6 horas andando. Seguí con ellos ya que nuestros caminos compartían el
comienzo, por media hora hasta que yo me desviara para llegar hasta donde iba.
En donde los caminos probablemente se separaban nos
sentamos a descansar y comer algo, ahí conocí a Diego, un chico argentino, con
el que hablamos mucho de viajes, él ya había viajado bastante y yo le comentaba
de las preocupaciones que había tenido en estos días de retiro en Capão, fue el
desahogo de estos días en que no tenía con quien hablar.
Cuando era hora de seguir, Natacha, una chica francesa
me comentó que el grupo había hablado de seguir con ellos hasta el Valle do Paty, al principio dude un
poco, su idea era estar tres días en el valle y yo iba con comida sólo para
unas horas de caminata, y no llevaba nada de ropa; pero acepté la invitación,
con la alegría de saber que finalmente iba a tener una aventura en la Chapada y
no era solo, sino con un grupo de seis aventureros un poco menos perdidos que
yo, Diego x2, Matías, Lucía, Gema y Natacha eran ahora mis compañeros de
aventura por el Valle do Paty. Yo feliz.
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Parando para almorzar |
La mayoría de los chicos tenían experiencia en viajes, trilhas y montañas, cada
una aportaba algo al grupo por lo que fue una caminata agradable, donde nos
íbamos conociendo y sabiendo un poco mas de los otros, de a ratos nos
desviábamos del camino o dudábamos en qué camino seguir, nuestras ideas de encontraban,
pero siempre hablamos y resolvíamos entre todos que hacer.
Después de unas 6 horas de caminata y de conocer unas vistas hermosas, llegamos
al “refugio”, como le llamaban, unas casitas que un morador alquilaba, se podía armar carpa también, y ahí nos quedamos
a pasar la noche. Un rato de violão y
pandeiro, y nos fuimos a dormir.
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El camping, detrás la niebla de la mañana |
Volviendo planeando volver…
Sexto día en el Valle
do Capão
Jueves, 11 de abril de 2013
Nos despertamos a eso de las 8, desayunamos, llovía un
poco y nos rodeaba una bruma, como el camping esta en un valle, estábamos
rodeado de morros, y de niebla.
Mas o menos para el mediodía, el cielo había despejado
y ya teníamos en claro que haríamos en el día, después de decidido Natacha y
Diego comentaron que querían volver, también quería volver, ya que estaba
cansado, no tenía ropas para cambiarme y
mis tenis estaban acabados en la suela, lo mejor era volver y descansar
un poco, ya que tenía previsto volver a Salvador el Sábado 13.
Con Natacha organizamos lo que traeríamos de vuelta y
partimos poco después que los chicos salieron a hacer su travesía, ellos
volverían el Viernes 12 para Capão, como habían planeado al salir.
Partimos viaje con la francesa casi española, Natacha
sabe bastante de trilhas y de leer mapas, casi diría que es su pasión, por lo
que no fue difícil volver solos, esta vez volvimos por abajo, por el valle
mismo, la vista era distinta y el viaje un poco más corto.
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Vista del Valle |
Después de unas horas de caminata, faltando poco para
llegar, nos encontramos con Diego, el había decidido salir un poco después del
refugio, volvimos los tres hasta Capão.
Llegué cansado al camping y con mis tenis todos despegados, demasiado que
aguantaron, para la próxima ya sé que los tenis baratos, cuando se mojan, se
despegan, quedarán de recuerdo en el Capão.
Después de comer algo y ducharme fui al centro a ver qué horario de ómnibus
tenía para volver a Salvador al día siguiente. Volví al camping y dormí
temprano.
Día de descanso...
Séptimo día en
el Valle do Capão
Viernes, 12 de abril de 2013
El plan del día en un principio era conocer la Cachoeira da Fumaça, pero debido al
inconveniente con mis tenis, desistí; iba a ser un día de descanso.
Me desperté a las 9 y poco, desayuné y me quedé en la
cama, leyendo, escribiendo, haciendo nada, a la hora del almuerzo fui a cocinar
a la cocina del camping, hablé con una chica que había visto antes, y un
francés que también andaba en la vuelta, viendo que almorzar, compartimos un
rato juntos hasta la tarde, hablamos, nos reímos y el tiempo pasó rápido.
Aproveché lo que quedaba de tarde para comprar mi pasaje a Salvador, bajé al
centro, compré el pasaje y la vans que va hasta Palmeiras.
Volví al camping y dormí.
Volviendo a Salvador
Viernes, 12 de abril de 2013
Me levanté temprano, a eso de las 8:00 estaba
desayunando, tenía que ordenar mis cosas y armar la mochila, cosa que iba a
llevar bastante tiempo, viendo el desastre que tenía en el cuarto.
Después de organizar todo y tirar algunas cosas que no
servían fui a pagar la semana del camping al dueño, saqué mis cosas y emprendí
camino a la villa.
Casi llegando al centro escucho que me llaman, era Lucía que estaba en un
resto, nos saludamos me contó cómo había acabado la caminata al Valle, todo un
poco rápido porque ya era un poco tarde para mi van.
Y era tarde, llegué al centro y la van ya había
salido, había perdido la van para tomar el ómnibus en Palmeiras, pregunté si
era factible hacer autostop a la salida del pueblo pero me dijeron que estaba
difícil por la hora, intenté y no dio resultado, nadie iba para Palmeiras.
Hablé con un chico, de los moto taxis, me llevaba por 30 reales, yo tenía 34,
me quedaban 4 reales para el viaje, no tenía mucha opción.
Después de un viaje un poco agitado llegamos a Palmeiras, fue esperar el
ómnibus y ya estaba en camino a Salvador.
Enseñanzas que me
dejó esta semana en Capão
El estar tan solo los
primeros días, si bien fue “agotador” era algo que precisaba, necesitaba estar
conmigo mismo, pensar, sólo pensar que era que quería para mí en este momento,
y cuando se trata de decisiones precisamos de estar solos.
En la caminata que hice con los chicos aprendí mucho más que hacer una trilha,
aprendí escuchando sus anécdotas, sus historias y objetivos; me replantee los
míos, muchas de las preguntas que había hecho en los primeros días en Capão se
contestaron solas en esa caminata.
Caminando surgieron varios ideas y proyectos en mi cabeza, puedo decir que fue
una inspiración haber conocido ese grupo. Surgieron ideas nuevas de lo que
quería, no sólo a corto plazo sino pensando de aquí a dos años, como todo plan,
se va modificando con el tiempo de acuerdo a nuestras necesidades, pero siempre
es bueno tener un plan, o dos.
Este viaje también me mostró que hay cosas en las que tengo que trabajar que no
había notado, como mi timidez, el hablar con desconocidos abre muchas puertas,
y se gana mucho, amistades por ejemplo.
Así como pido, también agradezco, estoy muy agradecido con los Dioses por
presentarme estas oportunidades de aprendizaje, agradezco por tener ese impulso
de hacer las cosas sin pensar, porque es en ese momento donde reconocemos
nuestras fallas. Y supongo que así es
como vamos aprendiendo de la vida, arriesgándonos...